Caballo salvaje

 

0099-1

 

Proponen filmarme pintando un paisaje para colgar el proceso en la red y aseguran que hay dinero en ese tipo de vídeos. Dudo que nadie quiera pagar nada por verme. Mientras pinto no aguanto persona al lado, siempre estoy solo y –como no sea en el estudio– evito hasta la música, compañera inseparable de mi vida entera.

No sé. Al tiempo me resulta atractivo el entusiasmo de estos jóvenes y esa vitalidad desbordante que yo debí tener también y que ahora dosifico para no lastimarme.

*

Cuando el calor aprieta de esta forma la sombra no te protege. F. se pone enfermo y menos mal que en el monasterio hay aire acondicionado. Me pone algo melancólico recordar los años pasados aquí, trabajando en su conservación. Pienso en las personas que conocí, en la relación que tuve con ellas y en la serenidad que procuran estos lugares.

*

Lo dicen los mongoles: un caballo salvaje no puede llevarte lejos.

*

De ti mismo tú ves lo que se ha ido. Los demás ven sólo lo que queda.

*

Dice un periodista que tuvo un blog famoso que sus invitados fuimos un experimento. Es posible que él actuara como Quatermass ante la masa gelatinosa pero, a su pesar, nunca fue centro de nada. En contadas ocasiones el texto diario que colgaba fue objeto de reflexión y, la mayor parte de ellas, ni siquiera se comentaba. Supongo que, en ese trance, tomar distancia de lo que ocurre en el patio resulta obligado y, pues que no eres el protagonista de la historia, terminas de espectador. Lo siguiente es vestir el muñeco de autoridad antropológica o, cuando menos, de experto en moral y costumbres.

Cuando se junta un grupo de personas en el anonimato puede darse todo y eso incluye la vileza. En mi caso se dieron varias intenciones en mezcla impura: la curiosidad por la recomendación de unos amigos, primero; la oportunidad de leer textos inteligentes en algunos casos y entretener las horas posteriores a la cena, después. Pero ya puesto usé la única oportunidad que se me daba para vengarme del mal amigo pues, cuando un escritor dice cosas falsas de ti o de los tuyos en un libro, no cabe más réplica que las redes sociales. Eso supone enfrentarse a él en el terreno escrito pero también a todos sus deudos que, en este caso, son bastantes pues maneja un par de editoriales. Se juntan el agradecido con el que quiere publicar y el que oposita a palafrenero.

Fue entretenido hasta que el periodista cometió la mayor vileza de todas desde su página en el periódico, que fue terciar en una disputa que no iba con él. Todo hecho está sustentado por una intención y no tardé en saber el porqué de aquella intrusión tan intempestiva. El interés no era noble ni siquiera en el maquillaje.

*

He eliminado de la lista de amigos de FB (ojalá los que figuran de tales lo fueran pero es lo que hay) a un sujeto que arremete contra Leopoldo María Panero, aunque ya está muerto y enterrado. Como es habitual en los protegidos y monaguillos del diarista no citado, ataca con saña y por dos frentes: lo escrito por el poeta carece de valor y el poeta mismo fue un ser deleznable.

¿De dónde viene tanto resentimiento hacia alguien inofensivo pues jamás ostentó poder de ninguna clase y lo más que se le puede imputar es que fuera una verdadera lata, en ocasiones, para sus amigos?

La clave me la dio hace muchos años el biógrafo del poeta, sentados en las butacas orejeras de la biblioteca de mi casa. Con gran minuciosidad había recopilado la mayor parte de lo escrito sobre el desgraciado poeta loco. Le llamó la atención que los artículos más descarnados, más crueles, tuvieran siempre la misma firma y aparecieran en periódicos de provincias, lejos de la corte. Por entonces el poeta estaba vivo aunque internado en el manicomio.

*

Hace unas semanas, comiendo con una persona a la que estimo mucho, me decía de su padre que no había dejado a su muerte un solo enemigo. Me dio que pensar porque es no sólo la transcripción abreviada de un carácter y una vida sino algo imposible de conseguir para la mayoría de nosotros. En mi caso soy polemista de carácter y me cuesta mucho callar ante lo que considero atropello. Eso y los dedos que pisas a lo largo de una vida en la que la pasión ha primado sobre la conveniencia. Los muertos de mi cementerio particular no han sido víctimas de puñalada pérfida, que yo sepa. Al menos es algo.

*

Ayer, comiendo en el monasterio, aparece en un momento el asunto del carácter supuestamente saturnal de los pintores y escultores. Fue a propósito de la exposición de Caravaggio y sus seguidores que puede verse en Madrid. Es innegable que hay una tropa de artistas nacidos bajo mal signo pero el hecho está alimentado y exacerbado por el Romanticismo. En realidad, como ya he dejado anotado en este diario más de una vez, la Santa Trinidad Pictórica (Tiziano, Rubens y Velázquez) está compuesta por hombres de ánimo amable.

Una constante es la capacidad que tuvieron los tres para, desde la tradición y la imitación de modelos ajenos, abrir vías muy generosas para que las transitaran otros.